Tenemos una cita en el bar… sin filtros

Muchos dirán que es la próxima charla sobre como la era digital ha influido negativamente en nuestras vidas, que la era de las comunicaciones nos ha llevado a un ritmo de vida acelerado y contiene numerosos filtros para ver la realidad. Al contrario… hay que ser consciente de las grandes ventajas de los tiempos en los que vivimos. Hacemos cientos de cosas a la vez gracias a las nuevas tecnologías. Podemos conseguir información en cualquier momento sobre todo lo que nos interesa y estar en contacto con cualquier persona al instante.

Lo único que hay que encontrar es el equilibrio y no perdernos. Lo importante es no perder la identidad de cada uno. Que seamos capaces de tener un punto de vista objetivo y una idea propia de lo que nos rodea sin que tengamos que copiar la opinión de lo último leído en Facebook.

Muchas veces pienso que las personas se esconden detrás de las pantallas de sus teléfonos no porque son adictos a las “pantallas planas” si no por miedo. Tenemos miedo de ser quien somos en realidad. Nos hemos acostumbrado a ponernos máscaras, intentamos jugar personajes que no tienen nada que ver con nosotros. Además desde el chat de siempre resulta mucho más fácil. ¿La razón? Pues que nos gusta gustar a la gente… y es lo más humano.

Pero a veces pienso que sería maravilloso que no se pueda borrar y reescribir ese mensaje de nuevo, no poder googlear ese sitio que no sé ni donde esta solo para impresionarte… no “saber todas las respuestas”… nos conoceríamos mucho antes. Me gustaría que no exista margen de error, que nos riamos juntos porque me he equivocado y porque simplemente nadie es perfecto.

Que ya sabemos que en la era digital lo más fácil es dar al botón de eliminar cuando algo no nos gusta y dar like a lo que nos parece bien o bonito. Nos hemos dejado de esforzar a conocer al que tenemos enfrente y nos hemos convertido en unos meros espectadores. Te has parado a pensar alguna vez ¿si entre tantos filtros y likes llegas a conocer a alguien de verdad? Y yo creo que a todos nos gustaría que nos conozcan de verdad. Sería mucho más fácil. Esa gente que te conoce de verdad no tiene la necesidad de juzgarte. Simplemente se alegrará cuando estas feliz y llorará contigo cuando estas triste.

Así que permítete conocer a las personas y déjales conocerte a ti también… pero de verdad. Con tus demonios que no te dejan dormir, con tu pasión por coleccionar viejas monedas, con tu miedo de no meter la pata y con tu risa nerviosa cuando no estás seguro en algo. Y eso… difícil de percibir en la pantalla del móvil.

Estoy segura que muchos a veces echamos de menos una conversación de verdad. La importancia de las redes sociales y todas las aplicaciones de mensajería es que nos conectan. Pero más importante es que al final del día esa conversación no se limite a una “carita” en la pantalla del móvil, que acabemos tomando una cerveza, viendo una peli o dando un pequeño paseo por las calles de siempre. Que no es lo mismo que enviarte un emoticono de la “flamenca bailando” desde el sofá.

Hay cosas que nunca cambian… al final nada puede sustituir una cerveza fría y una de nuestras conversación en el bar de siempre… sin filtros.